martes, 12 de julio de 2011

Etapa 4 - de Melide a Arzúa

Ya durante el Camino hemos visto diversas situaciones que nos hacen sospechar que la mujer en Galicia trabaja más que el hombre, y que éste es algo machista. No se puede generalizar y tampoco digo que haya mala leche ni mala fe, pero vamos a dar aquí dos ejemplos muy claros de algo que a nosotros, tres hombres, muy normal no nos pareció.
  • Ejemplo 1: entramos en un bar y no hay nadie más que 4 hombres jugando a cartas en una mesa y una mujer limpiando en la cocina. El dueño, que está en la timba, no nos pregunta qué queremos sino que lanza un grito a su mujer, que deja su trabajo en la cocina y viene secándose las manos con el trapo para atendernos. Después de ponernos las bebidas vuelve a su trabajo en la cocina. La escena se repite a la hora de pagar. Algo que se puede hacer en un par de segundos pero que no puede interrumpir una partida. Eso sí, el trabajo de la mujer sí se puede interrumpir.
  • Ejemplo 2: en otro bar el dueño está en el extremo de la barra hablando con un amigo. Su amigo está sentado en el taburete ante la barra y el dueño está tras la barra. Es muy gordo y entre su espalda y la pared no habrá más de un palmo. Su mujer está atendiendo el bar, lo cual significa que contínuamente tiene que salir de la barra para servir las mesas y volver detrás da la barra para preparar los pedidos. Y es muy curioso ver cómo la mujer tiene que estrecharse para poder pasar por detrás de su marido, el cual ni siquiera se mueve lo más mínimo. Es tan interesante la conversación con su amigo!
En cuanto a la etapa, el paisaje transcurre similar al de ayer. Empezamos el día con un chocolate con churros en O burato. Quedan otros 15 Km hasta Arzúa, o sea, otro paseo como ayer. En Boente paramos para hidratarnos y cuando nos vamos a ir aparece el señor mayor de la piernas enfermas. Cuando llegamos a Casa Teodora en Arzúa, también nos lo encontramos a la hora de comer. Ya nos saludamos y nos deseamos buen provecho y buen descanso. Ya somos caras conocidas. El va pasito a pasito, pero nos demuestra que hace el mismo camino que nosotros, que puede que vayamos más rápidos pero también nos entretenemos más en algunas paradas. 

Otra cosa que recuerda alguno de nosotros, y no voy a decir quien ya que esto entre nosotros ha de quedar, son las pecas de la camarera que nos atiende. Su belleza hace que aún le sepan mejor la merluza a la gallega y el queso de Arzúa que nos trae. De echo, al final del viaje nos desmostrará que se acuerda de todas y cada una de las camareras que hemos visto, y casi siempre la siguiente era mejor que la anterior. Hay que ver qué memoria más prodigiosa o más bien qué falta de memoria!
;-)